Iwiks: Mexicano no es razón suficiente



Hace poco fuimos testigos cercanos de lo que se podría definir como el mayor “epic fail” mexicano del año (recuerden, el mundial fue apenas el año pasado). Se nos prometió una red social que revolucionaría a México; lograron correr el rumor de que superaría a redes sociales como Twitter, Facebook, entre otras; lo hicieron ver como el proyecto mexicano del siglo (sin exagerar); y todo con sólo una boca grande y un grupo de estudiantes que, con dudosos conocimientos al respecto del tema, se decían ser revolucionarios. Así es, me refiero, en efecto, al fallidísimo proyecto de “Iwiks”: La red social que en lugar de tomar fama por su buen funcionamiento, la tomó por el lado de la representación del mexicano como un hablador sin remedio. La sociedad mexicana creyó en estos “revolucionarios” que nos prometieron la tierra de la leche y la miel; la tierra prometida; un México competitivo y con ganas de superarse a sí mismo; un proyecto que, lamentablemente, fue un rotundo fracaso.

No estoy para nada en contra de proyectos como éste, es más, lo aprobé en un principio y, de cierta manera, lo sigo aprobando. Lo que no me parece para nada bien es que hicieron correr la noticia prometiéndonos algo que no era: durante un buen tiempo los medios de comunicación (los cuales son también un tanto culpables) se encargaron de difundir la “epopeya” de unos jóvenes tijuanenses que, según ellos, estaban siendo desarrolladores de un proyecto que lograría poner a México en el mapa. Por alguna razón (me pregunto si los encargados de los medios vieron con anterioridad la interfaz de la página web), lograron darse a conocer en todo el país y, desgraciadamente, lo único que causó este “movimiento” fue una total decepción por parte de todos los mexicanos que confiaban en la causa. La razón para que un proyecto tan vago y amateur se difundiera tan rápido por el país, creando toneladas de controversia y apoyo incondicional, fue el simple hecho de ser “la primera red social mexicana”.

En este país estamos tan hambrientos por un reconocimiento internacional, que compramos la primer idea que vemos, sin darle un juicio previo (no me hagan mencionar a un cierto par de jugadores de futbol, con los que ocurrió algo parecido). El que sea mexicano no es razón suficiente para subirlo en un pedestal: una idea se cataloga y valora por su grado de brillantes, no por su lugar de origen. Esto es algo que a la sociedad mexicana le cuesta mucho trabajo entender, no deben de irse con el primero que les pite (para que entiendan), se debe conocer un proyecto antes de irse con el cuento de “la primer red social mexicana” (que se cae en un día, dice por ahí el chiste). Iwiks no era la primer red social mexicana, tampoco era mejor que Facebook ni Twitter, ni mucho menos iba a revolucionar a México (al menos, positivamente no). Quizás pudo haber sido un buen proyecto amateur dentro de un campus, una localidad, incluso una ciudad ¿por qué no? Pero no era algo catalogado como “internacionalmente competitivo”: estaba plagado de errores (se calló en un día, por Dios), no tenía seguridad (la “hackearon” en 10 minutos, pues), ni mucho menos una interfaz amigable. Iwiks era todo menos un proyecto revolucionario. Pruebas para ello, hay infinitas (y si no me crees, googléatelo).

Con todo esto me refiero a que, si vas a hacer algo competitivo alrededor del mundo, por lo menos asegúrate de conocer a la competencia y hacerlo bien. No quiero culpar completamente a los responsables del proyecto, como dije anteriormente, apruebo proyectos como éste, pero no cuando se engrandecen demasiado y prometen lo que no es. También la sociedad mexicana tiene algo de culpa, pues si fuéramos más realistas y tuviéramos los pies en la tierra, no nos hubiéramos dejado llevar tan fácilmente por simples promesas y palabras sin, al menos, ver hechos concretos de antemano(me incluyo, pues soy parte de dicha sociedad).

El proyecto en sí, no es malo, sólo que lo llevaron a cabo de la manera incorrecta (mintiendo). La manera en la que lo pudieron haber dado a conocer mejor pudo ser mediante la  realización previa de unas pruebas en la comunidad, por ejemplo, del campus; después, tras severas actualizaciones y mejorías, entonces sí: dar a conocer el proyecto, no a nivel nacional, sino primero a nivel Estatal; y así después avanzar de poco a poco.

 Todo esto es con un fin de reflexión, no estoy para nada en contra (vuelvo a repetir) de que los mexicanos tengamos iniciativa, proyectos como éste muestran buena iniciativa, sólo que demuestran también que si no se hacen las cosas bien, pueden terminar en un fracaso. Este mundo es enorme, y para ser exitoso no basta con ser mexicano: como dice un muy buen dicho por ahí “Nadie triunfa por ser mexicano, gringo o francés. Triunfan por chingones”. Espero y esto sirva de ejemplo a las siguientes generaciones: sigan esforzándose, tengan iniciativa, rompan con la regla, pero por favor, no sigan el ejemplo de nuestros gobernantes. No es bueno mentir al país entero, aprovechándose de esa atracción y hambre que tiene la sociedad por los proyectos mexicanos. Si van a hacer algo ¡háganlo bien! Si no, no lo hagan. 

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